No sé a vosotros pero a mí el libro Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll me encanta, y uno de los personajes que más me llaman la atención es el sombrerero loco. Lo que seguro que no sabéis es por qué el autor eligió precisamente a un sombrerero para expresar la locura del ser humano.
No es coincidencia…
La razón por la cual fue precisamente un sombrerero es porque en el siglo XIX muchos miembros de este gremio presentaban un cuadro clínico con temblores, convulsiones, espasmos, nauseas, alteraciones del sistema nervioso, depresión e incluso sobreexcitación.
En ocasiones estos síntomas se confundían con la locura, y por eso se los consideraba como unos majaretas, y de ahí surgió la idea de este personaje. Lo que se descubrió más adelante que se trataba de una enfermedad llamada hidragirismo.
Una intoxicación…
La causa de esta enfermedad es el mercurio que utilizaban para tratar las pieles y el fieltro con el que fabricaban sus sombreros, para evitar que se pudriesen y conseguir que se mantuvieran rectos. Al tratar así sus creaciones, inhalaban los vapores y absorbían el mercurio por contacto a través de la piel.
Poco a poco se iba acumulando en los diferentes órganos y tejidos, envenenando poco a poco a los sombrereros. Al final su sistema nervioso se veía afectado, produciendo todos los síntomas que os he contado.
Una gran desgracia para alguien que solo quiere hacer su trabajo, y sin duda una manera muy ingeniosa por parte de Lewis Carroll de aprovecharse de esa dolencia.
Ahora sabemos de dónde le viene ese punto de locura extra que tiene el sombrerero loco en el libro, y también conocemos la desgracia que vivían estos pobres hombres. Menos mal que hoy en día todo ha avanzado y se usan técnicas menos peligrosas para el ser humano.